Construida entre 1769 y 1778 por el arquitecto Francesco Sabatini, la Puerta de Alcalá fue un encargo del rey Carlos III como una de las cinco puertas reales que daban acceso a la ciudad. Su diseño simétrico y sus proporciones armoniosas son características distintivas del estilo neoclásico.
La puerta consta de cinco arcos, siendo el central más amplio y elevado que los laterales, y está decorada con relieves y esculturas que representan a la Corona y a la Iglesia.
A lo largo de los años, ha sido testigo de numerosos eventos históricos y ha sido un símbolo icónico de la ciudad. Hoy en día, la Puerta de Alcalá es uno de los puntos de referencia más visitados de Madrid, ofreciendo a los turistas y residentes la oportunidad de admirar su arquitectura monumental, así como de disfrutar de los alrededores, que incluyen zonas verdes y una vista privilegiada de la ciudad.